¡Glorioso San Expedito, Grandes han sido los méritos de tu inquebrantable fe, vuelca en nosotros tus virtudes y haz que a imitación tuya prefiramos las delicias celestiales sobre las tentaciones del mundo.
Sed nuestra guía y ayúdanos a transitar con esperanza nuestra vida terrenal.
Te pedimos fervorosamente alivio para los que sufren y tu intercesión ante Jesús, nuestro Salvador, para que abra las puertas del cielo a las almas que aguardan en el purgatorio.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.